Friday, March 13, 2009

Bravissimo en la marro: "Ahora, despierta la mujer que me dormía..."

A veces quisiera poder leer a Bourdieu con facilidad, como si fueran los chistes del domingo para poder escribir sobre el gusto y las diferencias de clase en Guatemala.   Sería fascinante.

La semana pasada asistí al concierto de las hermanas Terwey (Violín y Piano), como parte del Festival Bravissimo de la Organización para las Artes Francisco Marroquín. 
 A pesar de la crítica internacional que las antecede, y de los melosos y poco articulados elogios emanados de la Organización para las Artes, la presentación del dúo me dejó frío y un tanto aburrido.     Por lo que ví esa noche, hubiera preferido ver solamente a la pianista , Philomena, en un recital de piano.  Su hermana, Berenice, me pareció excesivamente inexpresiva.  Hubiera querido que al menos en el Stravinsky, en el Brahms o en el Sarasate se le movieran un poco los vuelos del vestido (era como ver la muñeca de uno de esos pastelones de quinceaños, con vestido largo, rojo, y muchos vuelitos, muñeca no sólo por cómo se veía, si no por lo estático del cuadro durante todo el recital). Me hubiera emocionado (a mí y a las personas que estaban sentadas atrás mío) ver que frunciera el ceño al menos un poquito, o que tuviera algún contacto visual con su hermana...pero nada.  Los dos o tres resvalones tecnicos que tuvo se hubieran podido perdonar, pero con la desproporción entre presición técnica casi mecánica, y su carencia total de expresividad,  esos errorcitos se vuelven horrores vergonzosos.

Pero luego, el concierto también fué una especie de shock visual por la decoración (no se le puede llamar de otra forma) que colocaron en el escenario. Un pastel de quiceañera, de los de mal gusto, se queda corto. Realmente ¿hay visión artística en la programación y presentación de los eventos del festival Bravissimo? O sólo obedece a compromisos sociales y llenar espectativas superficiales de un estrato "privilegiado"? EL público que asiste parece no cuestionar el valor estético de lo que se presenta, si lo presenta la marro.

Ahora que leo un poco de Bourdieu, se me hace interesante su planteamiento de que las clases "privilegiadas" asumen que su cultura y gusto no son adquiridos, sino que les ha llegado por naturaleza, como un derecho heredado. En este caso, la herencia es parte de un colectivo. Cuestionar lo que están viendo, es obviamente cuestionar su propia cultura y gusto que, suponen, son parte intríseca de quienes son.

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