Monday, June 23, 2008

Puestas en Escena y Símbolos: Cuestionamientos o Simples Preguntas?

Cuando el público vió a Cecilia Dougherty bajando colgada de un cable en la introducción de la puesta en escena de Carmen de Stefano Poda este mes, se preguntó: ¿Qué significa? ¿Quién es ella? ¿A quién o qué simboliza? (Lo mismo se preguntaban acerca de todos los demás accesorios pretenciosos, ajenos a la historia de Carmen, que ahogaron la historia). Yo oí personalmente estas preguntas de mucha gente que fué (y también me las hice yo mismo), pero además fueron las preguntas que se hicieron varios comentaristas de prensa (Berganza de El Periódico, Lemus de Prensa Libre y Gabriel Arana de Siglo XXI). Hasta ahora, no he escuchado la respuesta a estas simples preguntas. Ni siquiera la usual respuesta que le le tiran a uno con desprecio y con el hígado. Todavía no sé que significa nada, ni la gente colgando, ni los collares grotescos, ni las esculturas que desde la sala se veían como maniquíes, ni la arena negra, ni la mayoría de los movimientos del coro y cuerpo de danza...

Y es que al parecer todavía existe por estos lares esa noción esnob de que un símbolo es un código misterioso, que sólo seres iluminados y mentes superiores pueden decifrar.

A mi juicio, los símbolos más que dejarnos con preguntas, deberían ser usados para plantear cuestionamientos. Suena a lo mismo, ¿verdad?. Me explico. Si yo pinto en una pared a un político muy conocido usando la gorrita de El Chavo del 8, la gente de Guatemala que lo vé puede leer el mensaje: Sabemos del político, quién es, qué cosas ha hecho o no ha hecho. Tambien sabemos quién es el Chavo del 8, cuál es su personalidad, su estrato social, y su nivel intelectual, etc. Entonces, la gente no tiene qué preguntarse "¿quién es esta persona usando ese sombrerito?", "¿por qué el sombrerito esta roto y sucio?", si no que se cuestiona "¿Es en realidad este político tan tonto como lo pintan?", "¿Es su trabajo toda una payasada?" o "¿Será que no le tienen paciencia?"

A las preguntas, o les sabemos la respuesta o no y se acabó, en cuanto que los cuestionamientos nos hacen pensar. Idealmente, si ya sabemos las respuestas a las preguntas, o las preguntas son contestadas a lo largo de la misma puesta en escena, podemos subir al siguiente escalón, que es cuestionar: cuestionar las ideas del creador, cuestionar nuestro entorno o nuestras propias ideas.

Es ahí donde está el fondo del fracaso de esta Carmen. Poda no tuvo capacidad de adentrarse en la cultura local, de manera de crear símbolos que hablaran con el público local. Hay que recordar que por mucha libertad de creación que tenga un artista, al final todo el recurso invertido es para generar reacciones del público y de la crítica. O complacemos al público (al estilo Shakira moviendo la cadera), o lo dejamos pensando (les apachamos sus botones ("push their buttons"), como dicen los gringos, al estilo Madonna cantando con una corona de espinas sobre una cruz de espejos estilo discoteca). Poda nos dejó con muchas preguntas sin responder, por lo que cualquier intento de generar cuestionamientos, y en consecuencia, discusión e ideas, quedó truncado.

Queda también la pregunta si los símbolos que usa Poda en realidad hablan con alguien, acá o en Italia o donde sea, o si son simples imágenes pretenciosas pero vacías, que sorprenden y que la pobre gente, temerosa en reconocer que no las entiende, las tilda de profundas y/o "impresionanates".